En los últimos tiempos el red velvet ha ganado una gran popularidad, hay quien dice que proviene de Estados Unidos y sin embargo hay otros que dicen que es originario de Canadá. El caso es que provenga de donde provenga se ha convertido en un clásico que no puede faltar en ninguna pastelería.
Ingredientes:
-3 huevos
-280 gr de azúcar
-120 ml de aceite de girasol
-2 cucharadas de cacao en polvo
-235 ml de leche
-300 gr de harina
-1 cucharada de extracto de vainilla
-1 cucharadita de colorante rojo en gel
-1 cucharada de zumo de limón
-1 cucharadita de bicarbonato de sodio
-1 cucharadita de vinagre blanco
Para el glaseado y el relleno de queso:
-250 gr de queso Mascarpone
-200 gr de azúcar glass
-2 cucharadas de leche
Elaboración:
Precalentamos el horno a 180ºC.
Ponemos la leche en un recipiente y le agregamos la cucharada de zumo de limón. Dejamos reposar mientras vamos preparando la receta.
En un recipiente tamizamos la harina con el cacao y reservamos.
En otro recipiente mezclamos el azúcar con el aceite hasta que se integren bien. A continuación vamos incorporando los huevos, de uno en uno, hasta que se integren bien con el resto de ingredientes que ya hemos puesto. Agregamos el extracto de vainilla.
Ahora incorporamos la mitad de la mezcla de harina y cacao y volvemos a mezclar bien. Seguidamente ponemos la leche con el limón (no os asustéis porque se haya cortado un poco, esto es normal) y mezclamos. Terminamos de poner la harina que nos queda y mezclamos una vez más.
En un vaso mezclamos el bicarbonato con el vinagre y cuando empiece a burbujear lo añadimos a nuestra masa y mezclamos. Por último ponemos el colorante y seguimos batiendo hasta obtener una mezcla de color homogéneo.
Engrasamos nuestro molde (el mío con forma de corazón porque era para San Valentín) y vertemos en él nuestra masa.
Horneamos a 180ºC por unos 50 o 55 minutos aproximadamente o hasta que al pincharlo con un palillo este salga limpio. Retiramos del horno y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.
Una vez el bizcocho esté frío lo sacamos del molde y con la ayuda de una lira lo cortamos por la mitad. Si queréis podéis calarlo un poco con una mezcla de agua, azúcar y extracto de vainilla.
Ahora batimos la mitad del queso con la mitad de azúcar glas y la mitad de la leche hasta obtener una crema y rellenamos con ella nuestra tarta red velvet. Volvemos a cubrir y con el resto de queso, azúcar y leche hacemos el glaseado de cobertura. Cubrimos con él la tarta y decoramos a nuestro gusto (en mi caso con unos corazones de fondant).
Ummmmmm, deliciosa¡¡¡¡ besos
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