¡Me encantan la tarta de queso y las galletas de canela! así que tenía que probar esta tarta de queso y galletas de canela o sí o sí...
Se trata de una especie de milhoja de galletas de canela y queso. Esta tarta no necesita horno, es sencillísima y servida bien fría es toda una delicia.
Una tarta ideal para un domingo, como el de ayer, o para tomar de postre cuando tenemos invitados.
Ingredientes:
-1 paquete de galletas de canela tipo Napolitanas
-500 ml de leche (en mi caso semidesnatada)
-250 gr de queso Mascarpone (también puede ser tipo Philadelphia)
-1 sobre de preparado para hacer cuajada
-5 cucharadas de azúcar
-1 cucharadita de esencia de vainilla
-Canela en polvo para decorar
Elaboración:
Separamos medio vaso de leche y ponemos el resto en una cazo a calentar. En la leche que hemos reservado disolvemos el sobre de preparado de cuajada, removiendo bien para que no queden grumos. Cuando la leche del cazo esté caliente añadiremos el azúcar, la esencia de vainilla, el queso Mascarpone y la leche con la cuajada. Removemos bien hasta que todos los ingredientes se integren y no quede ningún grumo. Seguimos en el fuego, removiendo sin parar, hasta que la leche hierva y empiece a espesar un poco (no hace falta que espese mucho porque después cuajará en el frigorífico).
Ahora iremos montando la tarta por capas. Para ello podemos utilizar un molde desmontable, como es mi caso, o una fuente de cristal; si usáis la fuente deberéis untarla con un poco de mantequilla para facilitar después el desmoldado.
Pondremos primero una capa de galletas de canela cubriendo bien todo el fondo del molde, después una capa de crema de queso, y continuaremos alternando capas hasta poner por lo menos cuatro de cada una, terminando con una de crema. Ahora metemos el molde en el frigorífico como mínimo tres o cuatro horas (mucho mejor si la hacemos de un día para otro).
Después, a la hora de servir, pasaremos un cuchillo mojado en agua por el contorno de la tarta y veremos que se despega de las paredes del molde con bastante facilidad. Retiramos el aro desmontable y colocamos la tarta de queso y galletas de canela sobre el plato o bandeja donde vayamos a servirla. La espolvoreamos con canela molida (en mi caso he utilizado una plantilla de flores para decorar) y ¡lista para servir!
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